El principio de igualdad es uno de los pilares del constitucionalismo moderno y de la protección de los derechos humanos. Su desarrollo jurisprudencial ha transitado de una visión meramente formal —tratar a todos de la misma manera ante la ley— hacia una concepción sustantiva, que reconoce la necesidad de acciones afirmativas para combatir desigualdades estructurales y garantizar condiciones reales de inclusión.